«Cuenta santa Teresa que, en cierta ocasión en que se encontraba muy cansada, le dijo el Señor «que no era tiempo de descansar, sino que me diese prisa a hacer estas casas, que con las almas que habría en ellas tenía Él descanso». Y junto al Señor, el que se ha esforzado en cumplir su deber por Él, sin buscar pago alguno, también recupera fuerzas».