NO SIEMPRE HAY QUE DECIR TODA LA VERDAD
 Ya hacía muchos años, más de treinta, que Marlene Dietrich se servía del mismo fotógrafo.
Y una de las últimas veces, ella, observando una de sus últimas fotografías, le dijo:
-No sé… Yo diría que no le salen tan bien como antes.
Y el fotógrafo, echándose toda la culpa, contestó:
-Sí, es que pasa el tiempo. Hace treinta años, cuando empecé a fotografiarla, yo tenía treinta años menos. Y, sin duda, lo hacía mejor.