El crucifijo de San Vicente (Historia de Graus) Al pasar por Graus volviendo de una de sus misiones, San Vicente dejó un crucifijo en esta localidad. -Por la virtud de este crucifijo que aquí dejo -comunicó a la población-, jamás entrará la peste en la población, los pedriscos pasarán de largo y en las sequías no faltará agua. Pasó el tiempo, y sucedió que en una avenida de los ríos Esera e Isábena, al poner el crucifijo junto al agua, ésta descendió hasta los límites habituales.
Agradecidas por el milagro, las devotas gentes de Graus quisieron alhajar al Cristo del crucifijo con una corona de plata, pero las tres veces que intentaron ponérsela acabó la corona en el suelo. Al parecer, la imagen prefería la humilde corona de espinas que llevaba.