VIRUTAS DE MADERA PRECIOSA:
EL RESPETO  de quienes nos inspiran respeto vale más que el aplauso de una multitud.
 
Tren azul y sueño azul 
La pequeña, hija de un modesto guardabarreras italiano, veía pasar a diario el maravilloso treno azzurro (tren azul), el lujoso y veloz Roma-París. La niña estaba ilusionada con poder conocerlo por dentro. Insistía a su padre-debía pensar que mandaba mucho-que ordenara un día que el tren parase delante de la casita, junto a la vía.
El modesto empleado, quizá porque no le diese más la murga con aquello, le salió con ésta:
-Oye, ¿por qué no le escribes al ministro de Transportes?
Ni corta ni perezosa, la niña tomó papel y bolígrafo, y como Dios le dio a entender se dirigió al importante personaje .
Milagros de la vida. Al poco tiempo la carta-candidata a caer en una papelera-ya estaba sobre la mesa del señor ministro.
Unos días después el treno azzurro frenaba, como si se tratara de un cuento de hadas, delante de la casita del guardabarreras.
Descendió un elegante revisor uniformado, con un ramo de flores en la mano, y la pequeña pudo recorrer a sus anchas el interior del imponente Roma-París.
El sueño se había hecho realidad.
Anécdota del Poder de la petición de los niños