En una de mis primeras guardias del Turno de Oficio, me llamaron de la comisaría la tarde del día en que estaba de suplente, para atender a un detenido. El asunto era el siguiente: Un hombre de unos 27 años había dado un «tirón» a una anciana, para robarle la cadena que la señora llevaba al cuello.
Con el tirón la señora se fue al suelo, pero el ladrón, tras salir corriendo se paró en la esquina próxima para ver que había sido de su víctima. Al observar que nadie de los que pasaban se acercaba a ayudar a la señora, él mismo volvió junto a ella, y tras devolverle lo robado, llamó a una ambulancia y llevó a la señora al hospital, donde la ingresaron con fractura de cadera. Lógicamente del hospital pasó a la comisaría este caritativo ladrón.
Como al día siguiente lo pude atender en el juzgado, aproveché para hablar con él, pues me pareció que su comportamiento se salía de lo corriente de los «Chorizos habituales». El buen hombre – digamos que se llamaba Sergio- me contó su historia. Era un administrativo de una empresa y estaba casado. Pasaba muchas horas en su trabajo, pues su jefe era un poco negrero- slave driver-, y un buen día que regresó antes de lo habitual a su casa, se encontró a su mujer con otro, y encima se rieron de él.
Hubo una separación, etc…, y él cogió una depresión. Perdió su empleo, y para colmo empezó a alternar con antiguos compañeros-as del instituto. Una de ellas, con la intención de levantarle el ánimo, le metió en el mundo de la droga. Cuando yo le asistí estaba enganchado a una mezcla de cocaína y heroína.Pero como se vee por cómo le detuvieron, aún no había tocado fondo. Tras varias gestiones conseguí que ingresara en un establecimiento de desintoxicación regentado por voluntarios de la diócesis. Pero las cosas de palacio van despacio, así que no fue hasta pasados dos años que salió su juicio.
El caso es que, en contra del criterio habitual de la Fiscalía en supuestos de robo con violencia, se le permitió cumplir condena en el establecimiento de desintoxicación donde estaba ingresado. Actualmente trabaja allí como administrativo, y se encuentra totalmente rehabilitado. En cuanto a su mujer…ha ido de mal en peor, y sí que ha tocado fondo.
Pablo Luis Sáez