Querido/a [Nombre de Tu Hermano],
Hoy me sumerjo en la tristeza al recordarte y revivir la dolorosa realidad de tu partida. Tu lucha valiente contra esa enfermedad larga dejó una huella imborrable en mi corazón y en el de quienes te amaron incondicionalmente.
Fuiste un guerrero/a incansable, enfrentando cada día con valentía y determinación. Aunque el tiempo contigo fue difícil y desafiante, también fue un período en el que demostraste una fuerza inquebrantable y un amor que trascendió los límites del sufrimiento.
Cada recuerdo de tu sonrisa en medio de la adversidad es un recordatorio de tu coraje y resiliencia. Aunque la enfermedad haya cobrado su precio, tu espíritu sigue vivo en los corazones que tocaste con tu ejemplo de fortaleza.
La despedida es agridulce, pero descansas ahora, liberado/a de ese dolor. Imagino que estás en un lugar donde la enfermedad ya no puede tocarte, donde la paz y la serenidad son tu eterna compañía.
Te extraño profundamente, hermano/a querido/a. Aunque la tristeza embargue mi corazón, también celebro la valentía con la que enfrentaste cada día. Descansa en paz, [Nombre de Tu Hermano], y que tu memoria sea un faro de inspiración para todos nosotros.
Con amor y añoranza eterna,
[Tu Nombre]