“Permitió el Señor que peligrasen sus discípulos para que se hicieran sufridos, y no los asistió en seguida, sino que los dejó en peligro toda la noche (hace referencia a la tempestad en el lago de Genezaret), a fin de enseñarles a esperar con paciencia y que no se acostumbrasen a recibir inmediatamente el socorro en las tribulaciones”.
(TEOFILACTO, Trat. Evang. S. Marcos).