Los 21 de enero de cada año, la Iglesia recuerda a santa Inés, virgen y mártir. Ese día son presentados al Papa, en la Basílica de santa Inés, en Roma dos corderos para que los bendiga. Con la lana de los corderos unas religiosas tejen y confeccionan los palios para los nuevos arzobispos.
¿Qué son los palios? El Palio es la insignia pontifical entregada por el Papa a los arzobispos y a algunos obispos. Es una banda circular de lana blanca decorada con seis cruces negras que se coloca sobre los hombros, cayendo por delante y por atrás. Si te fijas verás que lo llevan el Papa y los Arzobispos.
¿QUIÉN ERA SANTA INÉS DE ROMA?
Inés era una niña muy guapa que vivía en la Roma imperial. Su nombre significa «cordero» y por eso se la representa siempre con un cordero. Sus padres pertenecían a una de las mejores familias de la ciudad.
Entonces, el hijo del poderoso gobernador se enamoró locamente de ella y pidió su mano. Inés apenas contaba con unos 13 años. Sus padres, sin decirle nada, concertaron el matrimonio pero ella cuando se enteró se negó.
Era cristiana y desde pequeña había decidido no casarse y estar siempre con Jesús, su más profundo amor.
Pero el gobernador se tomó muy mal que rechazara a su hijo y entonces amenazó a Inés: o aceptaba a su hijo o aceptaba el suplicio. Inés permaneció fiel a su promesa. El gobernador pasó de las amenazas a castigar duramente a la joven.
El hijo del gobernador, que de verdad la amaba, viendo todos sus tormentos cayó muerto. Su padre, entonces pidió, a Inés que intercediera por su hijo y la leyenda cuenta que frente a los ruegos de la niña, este volvió a la vida. Por eso, después, la acusaron de ser una hechicera. Murió martirizada en el año 304.
Como ya sabes el nombre latino de santa Inés es «Agnes», que significa cordero. Se le considera patrona de los jóvenes, las novias, las prometidas en matrimonio, de la pureza y de los jardineros.