«La sed de Cristo -más o menos consciente- no se sacia con palabras vacías. Sólo los auténticos testigos pueden irradiar de manera creíble la palabra que salva».
(Juan Pablo II, Carta a los Sacerdotes el Jueves Santo de 2001)
«La sed de Cristo -más o menos consciente- no se sacia con palabras vacías. Sólo los auténticos testigos pueden irradiar de manera creíble la palabra que salva».
(Juan Pablo II, Carta a los Sacerdotes el Jueves Santo de 2001)