La noche del 9 de julio tuvo Don Bosco un sueño en el cual bajo el simbolismo de una lluvia misteriosa supo cosas que iban a suceder en el futuro. Lo narró así: Soñé que estaba reunido con un grupo de salesianos dándoles una conferencia. De pronto el Cielo se oscureció y se desencadenó una tempestad con rayos, truenos y relámpagos que producían miedo. Un trueno más fuerte que los otros hizo temblar la habitación en donde estábamos. El Padre Bonetti salió al balcón a observar y exclamó emocionado: – Miren, una lluvia de espinas.
Y en efecto caían espinas en tal cantidad, como gotas de agua en un aguacero.
Luego se oyó otro terrible trueno y la tempestad se calmó un poco. El Padre Bonetti salió otra vez al balcón y exclamó: – ¡Qué hermoso: una lluvia de capullos o botones de flores! Al estallar un tercer trueno apareció un poco de luz del sol entre las nubes, el Padre Bonetti salió al balcón y gritó: – ¡Está cayendo una lluvia de flores! Y en verdad el suelo y el techo de las casas quedaron cubiertos de bellísimas flores de variados colores.
Resonó un cuarto trueno y el Cielo quedó despejado y apareció brillante el sol. El Padre Bonetti exclamó lleno de alegría: – ¡Por fin ha terminado la tormenta! Y yo me desperté.
Explicaciones: Este sueño sucede en un tiempo en que el Padre Bonetti, salesiano, ha sido acusado con calumnias en Roma y corre peligro de recibir un injusto castigo.
Y en ese mismo tiempo hay alguien que desde un alto puesto están persiguiendo terriblemente a Don Bosco y a sus salesianos. El primer tueno anuncia que Don Bosco y si comunidad van a sufrir muchas contrariedades en los próximos meses (lluvia de espinas) y así sucedió. Don Bosco llegó a exclamar entristecido: “Ya no les falta a mis enemigos sino clavarme un cuchillo en el corazón”.
El segundo trueno en el cual las espinas son reemplazadas por capullos o botones de flores, se cumplió cuando el Papa León XIII tomó en sus propias manos la defensa de los salesianos y no dejó que condenaran injustamente al Padre Bonetti.
El tercer trueno cae una lluvia de flores, se cumplió varios meses después cuando muere repentinamente el más terrible enemigo de los salesianos y llega a Turín como Arzobispo el Cardenal Alimonda gran amigo y admirador de Don Bosco.
Y el cuarto trueno, lluvias de rosas y salida del sol y paz, se cumple cuando en Roma se enfermó gravemente de los nervios el que impedía que a la comunidad de Don Bosco se le concedieran los derechos que tienen las demás comunidades, y entonces el Santo consiguió que para su Congregación empezará una época de mucha paz.
Y estos cuatro acontecimientos sucedieron en sólo 4 años, de 1880 a 1884.