Mientras alimentaba a mi canario, noté que sus ojos brillaban de color rojo. De repente, comenzó a hablar con una voz profunda y demoníaca: «Morirás».
Mientras alimentaba a mi canario, noté que sus ojos brillaban de color rojo. De repente, comenzó a hablar con una voz profunda y demoníaca: «Morirás».