En la noche del Viernes Santo de 1878 el enfermero de Don Bosco lo oyó gritar durante el sueño, como si estuviera muy asustado. Al día siguiente le preguntó la causa de sus gritos y el buen Padre le narró el sueño que había tenido: Soñé que un pobre gatito venía corriendo perseguido por dos feroces perros, muy grandes. Yo llamé al gato para que se refugiara junto a mí, y los dos perrazos se acercaron ladrando furiosamente. Yo les grité a los perros: – Lárguense de aquí, y dejen en paz a este pobre gatito.
Y entonces los perros hablaron y me dijeron: – Tenemos orden de matarlo.
Y se lanzaron a acabar con el pobre gato. Yo tomé en mis manos un bastón y empecé a defender a aquel pobre animalillo contra sus dos feroces atacantes y les gritaba aquellos que se me oyó decir durante el sueño: – Quietos. Atrás. Aléjense.
Y de pronto vi que el gato se había convertido en un corderito y que los perros se habían convertido en dos osos feroces, los cuales tomaron luego la forma de dos demonios horribles que gritaban: – Lucifer nos mandó que le lleváramos este individuo.
Yo me volví a mirar al corderillo pero se había convertido en un jovencito de nuestros colegios que lleno de espanto me repetía suplicante: – Don Bosco, por favor sálveme. Sálveme Don Bosco, por favor.
Le respondí emocionado: – No tengas miedo, ¿estás resuelto a ser bueno y a portarte bien? – Sí, si Don Bosco. ¿Pero qué tengo que hacer para salvarme? Le recomendé: – Tienes que llevar siempre contigo la medalla de la Virgen Santísima. Arrodíllate y recemos los dos una oración.
Y recuerdo muy bien quién era este jovencito.
Nota: En este gatito convertido en cordero y luego en persona, puede estar representado cada uno de nosotros, y ya sabemos lo que dice la Santa Biblia: “El enemigo, el diablo da vueltas a nuestro alrededor como fiera furiosa, buscando a quien devorar” (1 San Pedro 5,8). Quién sabe cuántos jovencitos débiles e ingenuos como corderitos, estarán siendo perseguidos y acorralados por enviados de Satanás, para acabar con la vida de su alma. La devoción a la Virgen María, la oración y los buenos consejos de sus educadores pueden librarlos de tan horrendo peligro.