La lógica de la Fábrica
Un empresario dedicado históricamente a la fabricación de cubos de plástico, decidió dar un impulso a su empresa.
Acudió a una Empresa de Consulting que le recomendó diversificar su producción para lo que tuvo que realizar fuertes inversiones a medio y largo plazo para ampliar la fábrica y adquirir nueva maquinaria.
Además contrató a una empresa de Tiempos y Métodos para modificar los procesos de trabajo y adecuar el perfil de la plantilla a la nueva organización.
Luego se hizo miembro de la Asociación de Fabricantes de Armarios Roperos (AFAR) para poder incorporarse a ese sector.
(continúa la anécdota)
Pronto duplicó su producción, pero el mercado era reacio a adquirir armarios roperos de plástico con dos asas, así que volvió a llamar a la empresa de Consulting que le recomendó la fabricación de componentes electrónicos, para lo cual ,de nuevo, tuvo que realizar fuertes inversiones a medio y largo plazo para ampliar la fábrica y adquirir nueva maquinaria. Y otra vez contrató a una empresa de Tiempos y Métodos para modificar los procesos de trabajo y adecuar el perfil de la plantilla a la nueva organización.
Entonces se hizo miembro de la Asociación de Fabricantes de Componentes Electrónicos (ACE) para enfocar su nueva producción a ese sector.
Pero tampoco el mercado estuvo especialmente interesado en adquirir armarios roperos de plástico con dos asas y mando a distancia, así que al acudir de nuevo a su empresa de Consulting le recomendó entrar en el sector de locomoción.
El empresario le puso ruedas a su producto, pero tampoco podía vender un armario ropero de plástico, con dos asas, mando a distancia y ruedas.
Finalmente, se le ocurrió pintarlo de amarillo y enseñárselo a los japoneses. Y así nació un nuevo prototipo de coche deportivo.