Una niña de unos 12 años me dice que el domingo no fue a Misa, porque no pudo, porque fue de viaje con sus padres. Tras tranquilizarla, le sugiero que hable con sus padres y les diga que sintió mucho no poder ir a Misa el domingo, y que intenten en adelante organizar las cosas de modo que puedan asistir. Y me contesta:
-No, si eso ya lo hice. Cuando llegamos, al bajarme del coche y ver, por la hora que era, que ya no podía ir a Misa, les dije: «preferiría no haber ido con vosotros de viaje. Si llego a saber que nos íbamos a quedar sin Misa, no hubiese ido».