Querida Mamá,
Es difícil poner en palabras todo lo que siento cuando pienso en ti. Tu partida dejó un vacío en mi vida que ninguna palabra puede llenar. Aún así, hoy me siento impulsado a escribirte, como si las palabras pudieran viajar más allá de los confines terrenales y alcanzarte en el cielo.
Extraño tus risas, tus abrazos reconfortantes y la calidez de tu amor incondicional. Cada recuerdo contigo es un tesoro que atesoro con infinito cariño. Tus enseñanzas, tus valores y tu presencia siguen guiando mis pasos cada día.
Aunque no estés físicamente aquí, siento tu influencia en mi vida en cada decisión, en cada logro y en cada desafío superado. Tu fuerza y coraje son una inspiración constante para mí, y a menudo me pregunto cómo sería si pudieras ver las metas que he alcanzado gracias a tu guía.
El dolor de tu ausencia es profundo, pero también es un recordatorio de la dicha que fue tenerte como madre. Tu amor sigue presente en cada detalle de mi vida, y aunque ya no pueda escuchar tu voz, siento tu presencia en los momentos de quietud y reflexión.
Si pudiera tenerte de vuelta por un solo instante, te abrazaría con toda la fuerza de mi ser y te diría cuánto te amo. Pero mientras tanto, continuaré honrando tu memoria, viviendo según tus enseñanzas y compartiendo tu amor con el mundo.
Eres y siempre serás mi guía, mi inspiración y mi ejemplo de amor incondicional. Te extraño más de lo que las palabras pueden expresar, mamá.
Con amor eterno.