«Un corazón vacío de aficiones terrenas pronto lo colmará Dios y lo llenará de amor divino, o como decía Santa Teresa de Jesús: «comenzóme a crecer la afición de estar más tiempo con Él y a quitarme de los ojos las ocasiones, porque quitadas, luego me volvía a amar su Majestad».
(S. Alfonso Mª de Ligorio, «Práctica del amor a Jesucristo», cap. XI, p. 166)